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Derechos de los usuarios de servicios residenciales y diurnos

  • Que se respete su dignidad, su bienestar y su autonomía e intimidad.
  • La confidencialidad de los datos y de las informaciones que consten en sus expedientes.
  • Recibir información previa con relación a cualquier intervención que los afecte a fin de que, si procede, puedan dar su consentimiento específico y libre.
  • Acceder a sus expedientes individuales.
  • Ejercer la libertad individual para ingresar y permanecer en el establecimiento y para salir, exceptuando las limitaciones establecidas por la legislación vigente.
  • Conocer el reglamento interno del servicio, y especialmente, sus derechos y deberes.
  • Recibir una atención personalizada.
  • Acceder a la atención social, sanitaria, farmacéutica, psicológica, educativa y cultural, en condiciones de igualdad respecto a la atención que reciben los otros ciudadanos.
  • Comunicar y recibir libremente información.
  • Secreto de las comunicaciones.
  • Presentar sugerencias, quejas y reclamaciones y recibir respuesta.
  • Disfrutar de la intimidad y la privacidad en las acciones de la vida cotidiana.
  • Considerar como domicilio el establecimiento Residencial donde viven y mantener la relación con el entorno familiar, convivencial y social, respetando las formas de vida actuales.
  • Participar en la toma de decisiones del centro que los afecten individualmente o colectivamente. Tener objetos personales significativos para personalizar el entorno donde viven.
  • Ejercer libremente los derechos políticos y la práctica religiosa.
  • Obtener facilidades para hacer la declaración de voluntades anticipadas.
  • Recibir de manera continuada la prestación de los servicios.
  • No ser sometidos a ningún tipo de inmovilización o restricción de la capacidad física o intelectual por medios mecánicos o farmacológicos sin prescripción facultativa y supervisión, salvo que haya un peligro inminente para la seguridad física de los usuarios o de terceras personas.
  • Conocer el coste de los servicios que reciben y, si procede, conocer la contraprestación del usuario o usuaria.

El ejercicio de estos derechos también implica el respeto por el funcionamiento del servicio y su personal, así como a la libertad de las otras personas.